Caleta Tortel

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martes, 19 de noviembre de 2013

Salar de Uyuni y Altiplano Boliviano

Desde hace ya un tiempo que teníamos la intención de conocer el Salar de Uyuni en Bolivia y  como ya es costumbre compramos los pasajes con bastante anticipación. Decidimos tomar el tour desde San Pedro de Atacama y así aprovechar de recorrer los lugares que la vez anterior no pudimos conocer por falta de tiempo. Viajamos a finales de octubre del 2013 a San Pedro  y al día siguiente de llegar partimos a Uyuni. El tour por Bolivia es de 4 días y 3 noches. 

En la empresa donde contratamos en tour nos indicaron que habría un cambio de planes y que habría una pequeña variación en el itinerario. Nos iríamos directamente hasta Uyuni el primer día, en un viaje que dura aproximadamente entre 5 y 6 horas y realmente es un poco agotador cuando es en una sola jornada, debido principalmente al mal estado de los caminos.

Llegamos a Uyuni a las 17:00 hrs aprox. y nos quedamos en el Hotel Avenida, el cual es bastante acogedor y cómodo, destacando la gran presencia de extranjeros de diferentes nacionalidades.


Uyuni
La ciudad se eleva 3650 msnm y esto provocó que el primer día tuviera dolor de cabeza, sin embargo al dormir un poco éste desapareció. En la noche salimos a recorrer la ciudad y tomamos un par de fotografías.

Uyuni
Esa noche dormimos plácidamente. En la mañana partiríamos a las 10:30 y en la agencia conocimos al resto el grupo que nos acompañaría en nuestra Aventura por Bolivia, Armee y Franco de Canada y Jane y Brian de Irlanda. A pesar del idioma nos entendimos perfectamente y con Jorge pudimos practicar nuestro inglés. 

Nuestra primera parada fue en el Cementerio de Trenes ubicado en las afueras de la ciudad. Uyuni tuvo sus años mozos mientras el tren que cruzaba hacia Iquique hacía un recorrido regular de pasajeros. Actualmente, debido a la construcción de un camino internacional que cruza por Ollague hacia Chile, solo ocasionalmente pasa algún tren de carga por lo que muchos vagones, carros, locomotoras, etc, han quedado abandonadas en este lugar, sin mayor protección ni resguardo.

Cementerio de trenes


Después de esta primera parada, nos adentramos en la inmensidad del Salar de Uyuni. Nos detuvimos muchas veces, pues el paisaje nos obligaba a capturarlo con nuestras cámaras a cada instante.



Nuestro siguiente destino fue el pueblo de Colchani, el cual se sustenta básicamente de la explotación de la sal (tanto para consumo como para construcciones). Compramos un par de recuerdos, pasamos al baño y nos adentramos aún mas en la inmensidad de este Salar 


Colchani
Ya en el salar mismo nos detuvimos en una especie de restaurante, donde la mayoría de los tours se detiene para almorzar. Mientras nuestro guía Sandro preparaba el almuerzo nosotros nos dedicamos a fotografiar cada detalle de este hermoso lugar.


Luego de un par de fotos Sandro ya nos tenía listo el almuerzo, el cual consistía en carne de Llama, Quinoa (parecido al Arroz), ensaladas y coca cola. 



Después de almorzar seguimos nuestro camino y nos detuvimos solo un momento para realizar las típicas fotografías que todos los turistas se llevan de recuerdo. 



Nuestro siguiente destino era la Isla Incahuasi o Isla del Pescado. Esta Isla se ve pequeña comparada con el Salar, sin embargo al estar ella nos podemos percatar que tiene un tamaño bastante considerable. Para entrar se debe pagar $25 bolivianos.


Isla Incahuasi
Isla Incahuasi
Isla Incahuasi
Isla Incahuasi
Después de recorrer la Isla seguimos con nuestro camino el cual se tornaba algo monótono dentro del salar. Para mi era imposible no dormitar mientras avanzábamos y a cada momento miraba a Sandro para que no se durmiera al volante.


Salar de Uyuni
Llegamos a la Hostal de sal (si, de sal!!) a eso de las 6 de la tarde con muchísimo viento. Nos llamó mucho la atención que todo era de sal, las camas, paredes, piso, mesas, sillas, etc. 


Hostal de sal
El baño estaba muy limpio, lo cual se agradece cuando uno se encuentra, prácticamente, en medio de la nada. La cena ese día estuvo riquísima; papas fritas, plátano frito y pollo, aunque en altura comer esto no se aconseja, nosotros nos devoramos el plato. Luego de comer, cada uno se fue a sus respectivas piezas a dormir. La hora de salida al día siguiente sería a las 07:00 y como yo no acostumbro a tomar de desayuno tan temprano no tomé con el resto del grupo. Nuestro primer destino ese día era la Laguna Cañapa y mientras nos dirigíamos a ella nos dimos cuenta que un tren de carga (de esos escasos en estos tiempos) avanzaba hacia el mismo lugar que nosotros, así que Sandro se apuró para alcanzar a fotografía el tren. 




Desde este punto comenzamos a ganar altura. Nuestro guía nos llevó por un camino desde donde teníamos una vista panorámica hacia todo lo que ya habíamos recorrido. 


Salar de Chiguana
Realizamos una pequeña parada en un mirador al Volcán Ollagüe donde también aprovechamos de pasar al baño (la altura nos hace ir mas veces de lo normal al baño, ya que nos hidratamos constantemente para evitar el mal de altura). 
Mirador Volcán Ollagüe
Luego de unos minutos llegamos a la Laguna, la cual albergaba a muchísimos flamencos, los cuales retraté una y otra vez. En este sitio aprovechamos de almorzar, aunque un poco incómodos, ya que no teníamos un lugar para sentarnos a comer y el sol de media mañana pegaba fuertemente.


Laguna Cañapa
Laguna Cañapa
Laguna Cañapa
Después nos dirigimos a la Laguna Hedionda en la cual también podemos encontrar una gran cantidad de flamencos. Se encuentra a 4532 msnm y debe su nombre al típico olor que emana el azufre. 


Laguna Hedionda
Laguna Hedionda
Laguna Hedionda
Cerca de este lugar, siguiendo hacia el norte, se puede encontrar la Laguna Honda, en la cual no hay tantos flamencos como en las lagunas vecinas.

Laguna Honda
Antes de llegar a nuestro destino pasamos por el famoso árbol de piedra, una formación muy particular producto de la erosión producida por el viento. 


Árbol de piedra
Finalmente a eso de las 2 de la tarde llegamos a nuestro destino final de ese día la increíble Laguna Colorada. 



Pagamos $150 bolivianos por la entrada al Reserva Nacional de Fauna Andina Eduardo Avaroa y seguimos hasta un mirador donde es posible apreciar la Laguna en todo su esplendor y también llegar hasta su orilla. 




Este lugar, al igual que las lagunas anteriores,  es un sitio de nidificación de flamencos. Después de las respectivas fotografías nos dirigimos hasta nuestra hostal en Huayllajara donde tuvimos que quedarnos todos en una misma pieza. A pesar de que la hostal esta catalogada como básica sus camas son muy cómodas y los baños bastante limpios. Ya en la tarde cenamos tallarines con salsa y en la noche aproveché de realizar astrofotografía junto a Jorge y Franco. 

Al día siguiente nos levantaríamos a las 04:00 am para ver el amanecer en los Geyser así que nos acostamos antes de las 22:00 hrs. Partimos en punto a las 05:00 am con rumbo a los Geysers del Sol de Mañana a ver el amanecer. 



Llegamos un poco antes de que saliera el sol a este lugar que se encuentra a 5000 msnm, por ende hacía mucho frío. 




Estuvimos en este lugar hasta pasado las 06:00 am, luego continuamos por un poco mas de media hora hasta llegar a unas termas donde Sandro aprovechó de cargar combustible. 



Ya nuestro viaje estaba terminando, solo faltaban un par de lugares por visitar, dentro de ellos el Desierto de Salvador Dali, nombre dado por los turistas a este lugar por la similitud de las estructuras rocosas con las pinturas de este reconocido artista. 




Luego nos dirigimos hasta la laguna verde y Laguna blanca que se encuentran en las cercanías de la frontera con Chile. La laguna verde se encuentra ubicada a los pies del volcán Licancabur y debe su color al alto contenido de minerales como magnesio, carbonato de calcio, plomo y arsénico.





En Laguna blanca hicimos una pequeña parada para fotografiar dos solitarios flamencos que estaban en la orilla, pero que al momento de bajar del vehículo estos emprendieron el vuelo.




Antes de llegar a la frontera, en la salida del parque, nos revisaron los tickets que habíamos pagado el día anterior. El trámite en la frontera fue mas expedito que lo que pensamos, ya que el conductor chileno que nos estaba esperando hizo el trámite por nosotros. Nos despedimos de Sandro, nuestro guía durante 4 días, con quien nos habíamos encariñado. 

Ya en San Pedro nos despedimos de nuestros compañeros de viajes. Armee y Franco viajarían a Santiago y luego a Punta Arenas para visitar el Parque Torres del Paine. Brian y Jane se quedarían un par de días en San Pedro para luego tomar un vuelo con varias escalas para llegar a su hogar, un viaje de 52 horas en total. A nosotros aún nos quedaban días para recorrer, esta vez, el altiplano chileno.





jueves, 22 de agosto de 2013

La carretera austral desconocida

La Ruta 7 es sin duda la carretera más hermosa de Chile y de las más hermosas del mundo. Recorre más de 1000 kms desde Puerto Montt hasta Villa O'higgins y cruza glaciares, montañas, fiordos, lagos, etc, toda la más hermosa zona patagónica. 

 Pero paralela a un segmento de la carretera austral corre un camino casi tan hermoso como esta última. se inicia en Petrohué, a los pies del volcán Osorno y en el extremo sur-oriente del Lago Llanquihue y recorre sectores increíbles como Puelo,Cochamó para rodear el borde sur del Estuario de Reloncaví y llegar hasta unirse con la ruta 7 en Caleta Puelche.

Llegando a Cochamó
El viaje que hicimos con Ximena esta vez comenzó precisamente en Petrohué, luego de un exitoso ascenso al volcán Osorno. Consultamos por esta ruta y decidimos seguirla ya que nos dijeron que estaba pavimentada y en buen estado (lo cual es cierto). Saliendo de Petrohué comienza un camino en muy buen estado, entre cerros bosques muy tupidos, bosques muy verdes y poco a poco el volcán Osorno se deja ver en el retrovisor por lo que detenerse unos minutos para fotografiarlo es casi una obligación, teniendo en cuenta que el camino no es muy transitado. Tampoco vive mucha gente a las orillas del camino ya que es un sector muy poco intervenido, pero a ratos es posible encontrar pequeños villorios. Entre los atractivos de esta parte del camino está la Laguna Los Patos, pequeña, pero linda.

El camino de pronto nos lleva a un sector amplio, donde el río Petrohué descarga sus aguas en el mar, que es tan tranquilo que lo confundimos con un lago. La bahía de Ralún se abría ante nosotros y el camino comenzaba a irse por la orilla del mar desde ahora en adelante (a excepción de un pequeño tramo).

El camino es poco señalizado, pero eso le da otro toque y se vuelve más aventurero el poder recorrerlo. De echo nosotros poco conocíamos de los lugares a donde llegaríamos y los kms que íbamos a recorrer, pero nos dejamos llevar y la sorpresa fue agradable. De pronto un portal con una leyenda que dice "Bienvenido a Cochamó" nos recibe y entramos a un pueblo realmente hermoso. Una gran iglesia de madera, de arquitectura chilota, es lo que primero nos sorprende, además que sus calles de tierra nos llevan hacia una playa pequeña con un embarcadero y un poco mar adentro, un roquerío con un faro era sin duda lo más característico.






El entorno es sobrecogedor. Cerros teñidos completamente de verde por bosques y al fondo se lograba divisar, entre las nubes, el impresionante volcán Yates lo cual compone, quizás, la vista mas característica del pueblo.
Al llegar, tuvimos que buscar una hostal, las cuales no eran muy variadas, creemos que principalmente por la temporada. Finalmente escogimos una que nos cobraba $10.000 p/p y que tenía un ambiente bastante hogareño, piezas grandes y linda vista, precisamente hacia la bahía que describíamos antes. Recorrer el pueblo no es difícil no tampoco se tarda mucho en poder conocerlo completo. Son pocas calles, pero con lindas viviendas y la gente obviamente se caracteriza por ser como en la Patagonia, agradables, amables y acogedores. Pasamos a un pequeño restaurant, el único que encontramos abierto después del atardecer y obviamente pedimos algo de la zona, salmón y xxxxx (no me acuerdo). Luego recorremos un poco más del pueblo y a dormir ya que al día siguiente la idea era llegar hasta Hornopirén.


Faro y volcán Yates.
Iglesia de Cochamó.
Nos levantamos temprano y el día estaba maravilloso, despejado y agradable. Salimos del pueblo y la primera detención es a la entrada del valle de Cochamó, paraíso de los escaladores y un trekking que en algún momento de la vida hay que hacer.




Luego, nuestra admiración se la llevaría el extraordinario río Puelo, el cual rodeamos desde su desembocadura y cruzamos por un puente que demuestra lo extraordinario que es este río. El color verdoso de sus aguas y la gran cantidad de caudal lo hace sorprendente. Un paraíso para los amantes de la pesca (disciplina que con Ximena no nos agrada mucho) y que además se encuentra amenazado por el proyecto de Mediterraneo S.A. que prentende construir una Central de Pasada en el río Manso, afluente del Puelo. Todo esto ha producido todo un debate, tanto por la Central misma como por la inevitable línea de transmisión que debería pasar por el Estuario de Reloncaví. Con este tipo de proyectos vemos lo indefensos que se encuentran estos paisajes que por ser aislados y con poca intervención, se cree que es fácil traer "progreso" sin importar cuanta destrucción pueda venir de la mano con esto, no tan solo natural, si no que al estilo de vida de aquellas personas que viven de la belleza de este entorno.




Lago Tagua Tagua
Llegamos siguiendo algunas indicaciones hasta el lago Tagua Tagua, que es un embalse natural del mismo río Puelo y por el cual es posible cruzar en un transbordador para llegar a otros sectores más aislados (Llanada grande y el paso internacional río Puelo). Aquí nos detenemos a cocinar el almuerzo (y tenemos la visita de un agradable amigo) para planear el resto de la tarde y nuestra llegada a Hornopirén.





Iglesia en Puelo
Pasamos por el pueblo de Puelo el cual es muy chiquitito, tiene pocas casas, una escuelita, Iglesia. No nos detenemos ni recorremos mucho, así que seguimos nuestro camino hasta volver a encontrarnos con el estuario y los criaderos de salmones los cuales abundan por toda la orilla aprovechando la tranquilidad de estas aguas. La vista sigue siendo hermosa, teniendo a la vista la otra orilla del estuario hasta que llegamos a la junta de nuestro camino con la Ruta 7, la carretera austral, en el sector llamado Caleta Puelche, donde también se realizan los embarcos/desembarcos de los transbordadores que cruzan el estuario en uno de los varios puntos en donde la carretera cede terreno al mar. Desde aquí la ruta sigue internándose en bosques y cerros hasta llegar al pueblo de Contao, lugar en donde la carretera se aleja del mar para volver a encontrarse con este en el pueblo de Hornopirén.


Ruta 7




Salmoneras




El camino sigue, cruzando cascadas, cerros y bosques. Cuando la tarde ya estaba muy avanzada comenzamos a llegar al pueblo de Hornopirén, capital de la comuna de Hualaihue. El pueblo nos maravilla, pequeño, pero con un sector comercial muy bien abastecido. Como llegamos algo tarde debemos buscar alojamiento rápido, sabiendo que el camping que nuestros amigos nos habían recomendado no estaba habilitado en esta época del año. Entre consultas y consultas, nos recomiendan ir a un camping que estaba "al final de la playa" en el llamado Parque Botánico, el camping "Patagonia El Cobre". Nos costó dar con él, pero finalmente, tras seguir un camino que bordea (literalmente) el mar, llegamos hasta una entrada y finalmente al camping.


El camping es bastante agradable, algo húmedo (agudizado tanto por la época en la que fuimos como por la reciente lluvia que había caído), pero tiene sitios amplios, baños (no estaban en muy buen estado ni muy limpios) y linda vista a la bahía. Después de armar la carpa volvemos al pueblo a recorrer y comprar algunas cosas. Además paseamos por la costanera, que es sin duda el lugar más atractivo del pueblo, tanto por la vista que esta tiene como por lo bien mantenida que se encuentra. 


volcán Hornipirén

Costanera de Hornopirén.


Volcán Hornopirén.


El camping contaba igualmente con una amplia cocina comedor. Todas las comodidades del camping estaban algo "abandonadas" principalmente por que no era época de turistas.
Al día siguiente, vamos a un mirador ubicado en el mismo camping, desde el cual en altura se podía apreciar el mar, parte del pueblo y los cerros circundantes. Nos hablaban de muchos lugares cercanos que no podíamos dejar de visitar, pero lamentablemente por tiempo, tendríamos que dejarlos para otra oportunidad. ya que debíamos regresar a Chillán y el viaje era muy largo, incluyendo el paso en transbordador y la visita a un último lugar.





El camino de regreso no presentó mayores novedades. Era el mismo que habíamos recorrido el día anterior hasta llegar a Caleta Puelche, donde el transbordador ($9500 por vehículo) nos cruza el estuario de Reloncaví hasta llegar a Caleta La Arena. Esta última es una pequeña caleta donde termina la primera sección de ca carretera austral que parte en Puerto Montt. Aquí es típico comer empanadas en alguno de los locales que hay así como también dejar recuerdos en alguno de los libros para volver a verlos en alguna futura oportunidad.

Seguimos por nuestro camino hasta llegar al Parque Nacional Alerce Andino. Sabíamos que teníamos poco tiempo para recorrerlo, por lo que decidimos tomar un corto sendero que nos llevaría hasta un monumento natural. El trekking es bastante tranquilo y el sendero es muy verde, rodeado de bosques y bordeando un río. La maravilla llega cuando aparece ante nosotros el Alerce milenario, Monumento Natural que con sus más de 2 mil años es con toda seguridad de los seres vivientes más longevos del planeta. Sentir la energía que este inmenso árbol nos entrega es algo indescriptible y saber que esta especie estuvo a punto de ser extinguida por su tala indiscriminada. Actualmente está protegida y se impide su explotación.









Después, retornamos a al auto y emprendemos el regreso a Chillán, habiendo conocido la belleza de esa zona de la cual poco habíamos escuchado, pero nos sorprendió gratamente y de la cual sin duda quedaron sectores por conocer.