Tanto me había maravillado la Carretera Austral que quise invitar a mi madre para que tuviera la oportunidad de conocer una de las regiones mas hermosas de Chile, Aysén. Como siempre acostumbro a viajar en temporada baja, mis vacaciones me las tomé nuevamente en marzo. Viajamos desde el 22 al 30 de marzo y los principales lugares que escogí para visitar fueron Puerto Tranquilo, Parque Nacional Queulat y Laguna San Rafael.
Afortunadamente (para mi) el verano pasó rápido y consigo llegaron las esperadas vacaciones. Viajamos el viernes 22 de marzo de madrugada a Santiago en un salón cama, sin embargo el viaje no fue para nada placentero, ya que los asientos que escogí estaban en el primer piso y encima de las ruedas, además el ruido no me dejó dormir en casi todo el viaje, pero poco me importó, ya que estaba por fin de vacaciones.
El viaje en avión fue tranquilo y cuando aterrizamos en Balmaceda estaba chispeando. Tomamos un transfer por $4.000 a Coyhaique el cual nos llevó a la Hostal María Ester (donde ya había estado anteriormente). Luego de ordenar nuestras cosas y descansar un poco del viaje partimos hacia el terminal de buses para comprar los pasajes a Puerto Tranquilo (antes de comprarlos confirmé con la empresa Destino Patagonia si habían mas personas interesadas para realizar el tour a la Laguna San Rafael para el día domingo 24 de marzo, ya que de no ser así compraría los pasajes a Cochrane para luego visitar Caleta Tortel, pero afortunadamente habían personas interesadas). Ya con los pasajes en mano fuimos al mirador del río Simpson y después a almorzar.
Reposamos el almuerzo en la hostal donde aprovechamos de tomar una rica siesta. Ya en la tarde salimos nuevamente a recorrer Coyhaique, fuimos a la plaza de armas y a tomarnos un café en el Restaurant Historico Ricer.
Al día siguiente nos levantamos temprano para dirigirnos a tomar el bus. El viaje duró cerca de 4 horas a Puerto Tranquilo. Nos quedamos en la Hostal Los Pinos ($30.000 hab. matrimonial c/baño privado, desayuno, TV cable y con posibilidad de almuerzo y cena por un precio razonable).
En la tarde recorrimos el pueblo para ver si encontrábamos una lancha que se dirigiera a las Cavernas de Mármol. Afortunadamente encontramos una pareja que estaba apunto de partir, así que le preguntamos si podíamos compartir lancha con ellos y no tuvieron problemas. Generalmente en las tardes se levanta mucho viento en el lago, pero esta vez era increíblemente fuerte, así que el viaje no fue muy placentero, sobretodo de regreso.
Estas espectaculares formaciones deben su origen a la constante erosión provocada por el choque del agua en estas escarpadas rocas. Se puede conocer las cavernas, la catedral y capilla de mármol. Además, es posible apreciar en estas formaciones la cabeza de un perro, denominada "El guardían".
En la tarde recorrimos el pueblo para ver si encontrábamos una lancha que se dirigiera a las Cavernas de Mármol. Afortunadamente encontramos una pareja que estaba apunto de partir, así que le preguntamos si podíamos compartir lancha con ellos y no tuvieron problemas. Generalmente en las tardes se levanta mucho viento en el lago, pero esta vez era increíblemente fuerte, así que el viaje no fue muy placentero, sobretodo de regreso.
Generalmente, el viaje dura de una hora a una hora y media y es recomendable realizar este tour en la mañana, ya que el sol da de frente a las rocas y es posible ver el intenso color de este lago en contraste con el mármol.
Mas tarde nos dirigimos a la oficina de Destino Patagonia para coordinar la salida a la Laguna San Rafael al día siguiente. Nos pasarían a recoger a la hostal a las 06:30 am.
Esa noche llovió muchísimo lo que hacia presagiar que nuestro viaje se suspendería, sin embargo dejó de llover a eso de las 06:00 am, así que Emilia nos pasó a recoger a la hora estipulada. En una hora estábamos en el final del camino Exploradores, donde nos estaban esperando el resto de los pasajeros.
Luego de cruzar los ríos en balsa, en un furgón nos dirigimos hacia Bahía Exploradores, donde estaba la lancha que nos llevaría a nuestro destino, sin embargo el viento que se levantó nos obligó a regresar a la media hora de salir. La Laguna San Rafael sería para otra oportunidad.
Ya que no pudimos realizar el tour a la Laguna, Daniel nos ofreció pasar al mirador del Monte San Valentín y el Glaciar Exploradores, aunque ya conocía este lugar, con mucha alegría aceptamos su ofrecimiento. El trekking dura aprox 30 minutos y no requiere mayor esfuerzo físico.
Al regresar a Puerto Tranquilo compramos inmediatamente los pasajes para el regreso a Coyhaique y luego fuimos a almorzar a un restaurante que esta frente al Lago. Durante la tarde dormimos siesta, ya que nos habíamos levantado muy temprano ese día. Ya al atardecer decidimos salir por última vez a recorrer el pueblo y fuimos hasta el cementerio.
El cementerio es muy característico y asemeja a un pequeño pueblo en miniatura.
Al día siguiente tomamos el bus que venía desde Cochrane cerca de las 11:00 hrs, sin embargo tuvimos problemas con los asientos, pues habían vendido mas asientos que los disponibles (ya había tenido un problema similar), a pesar de todo pudimos viajar.
Al llegar a Coyhaique fuimos a comprar comida preparada al supermercado, ya que es muchísimo mas barato que ir a almorzar a un restaurante. Luego descansamos toda la tarde en la hostal.
Al día siguiente arrendé un auto por 2 días y nos dirigimos hacia el norte con destino a Puerto Cisnes y al Parque Nacional Queulat. A los pocos minutos de salir de Coyhaique se puede llegar a un mirador desde donde se puede apreciar toda la ciudad y el cerro Mackay.
Luego de recorrer unos 50 km se debe tomar un desvío hacia el norte. El primer pueblo luego de tomar el desvío es Villa Mañihuales (pequeño villorrio fundado en 1962).
Luego de recorrer unos kilómetros el paisaje va cambiando paulatinamente, ya que es posible apreciar cada vez mas bosques.
Paramos a almorzar en Villa Amengual, un pueblo aún mas pequeño que Villa Mañihuales, pero con una vista bellísima.
Cada vez que avanzábamos hacia el norte el tiempo iba empeorando, con mas nubes y lloviznas. Al llegar al desvío de Puerto Cisnes y Queulat las nubes cubrían completamente la cuesta, por lo que decidí pasar la noche en Puerto Cisnes y cruzar los dedos para que al día siguiente amaneciera despejado. Nos costó bastante encontrar alojamiento, pues la mayoría se encontraba ocupado por los trabajadores del lugar. Después de recorrer un rato encontramos uno por $6.000 con desayuno incluido, el cual se veía bastante aceptable, además la señora era muy amable. Luego de dejar nuestras cosas en la hostal fuimos a dar una vuelta por el pueblo. Fui hasta un mirador desde donde se puede apreciar toda la ciudad.
En la tarde las nubes ya se habían disipado y habían dado paso a un atardecer maravilloso.
Al día siguiente nos levantamos muy temprano para aprovechar al máximo el día, pues en la misma tarde regresaríamos a Coyhaique. Tomamos desayuno cerca de las 09:00 am y salimos con rumbo a Queulat cerca de las 10:00 am, ya que había una neblina muy espesa que supuse que se disiparía cerca del mediodía. Fuimos a dar una última vuelta a la costanera.
Al salir de Puerto Cisnes las nubes poco a poco se iban disipando dando paso a las magnificas montañas que nos rodeaban.
Al llegar al inicio de la Cuesta Queulat el panorama era muy diferente al del día anterior, ya que solo quedaban unas pocas nubes resistiéndo a retirarse.
Estaba feliz de poder estar nuevamente en este lugar, porque a mi parecer es uno de los mas bellos de Chile y del mundo. En el punto mas alto de la Cuesta Queulat es posible recorrer uno de los senderos mas bellos de este lugar, el bosque encantado.
Solamente me caminé unos metros, pues me sentí infinitamente pequeña en ese inmenso bosque y debo reconocer que me dio miedo adentrarme mas en el bosque. Luego de esta breve parada seguimos nuestro camino hacia nuestro destino. A cada minuto tenía que detenerme, ya que el paisaje lo ameritaba y tenia que inmortalizarlos para siempre.
Tener un día como el que tuvimos ese día no es cosa de todos los días, así que había que aprovechar de capturar cada instante.
A eso de la 1 de la tarde llegamos al Parque Nacional Queulat y el Ventisquero Colgante nos daba la bienvenida antes de llegar.
Lamentablemente no pude realizar, por falta de tiempo, el sendero al mirador del ventisquero, pero si hice el que va a la laguna témpanos.
Laguna Témpanos |
Luego fui a otro lugar desde donde se ve el ventisquero, pero no se puede apreciar la laguna.
Como nos quedaba un largo viaje de regreso decidimos comer algo poco y regresar a Coyhaique. A pesar de que estuvimos alrededor de una hora estaba muy contenta, ya que pocas veces se deja ver este colosal ventisquero y con un día tan espectacular.
El regreso fue tranquilo y tuvimos un día maravilloso durante todo el camino. Ese día hacia un calor inusual.
Cuesta Queulat |
Lago Las Torres |
Al llegar a Coyhaique lo hicimos con los Kms justos (ya que el límite diario para recorrer son 250). Afortunadamente el dueño de la hostal nos permitió guardar el auto en su garaje para que estuviera mas seguro. Nuevamente fuimos a comprar comida preparada al supermercado para el almuerzo-cena (la cual debo decir no tiene nada que envidiar a las de los restaurantes).
Al día siguiente a mediodía fuimos a devolver el auto y aprovechamos de recorrer por última vez la ciudad. Fuimos al mirador del río Coyhaique, al cementerio y a la plaza de armas.
El penúltimo día tomamos un bus hasta Puerto Aysén el cual se demora un poco menos de una hora y fuimos hasta el puente típico de esta ciudad.
Como pretendíamos almorzar en Puerto Chacabuco, y así aprovechar de conocerlo, decidimos tomar un mini bus que por $500 y en menos de media hora nos dejó en este pequeño pueblo, pero muy importante para la región, ya que es su principal puerto.
Como no encontramos un lugar para almorzar en Puerto Chacabuco regresamos a Puerto Aysén y luego de comer a Coyhaique (nuestro viaje ya estaba acabando). Al día siguiente nos levantamos mas tarde que otros días, ya que el vuelo era después de almuerzo. La Van nos pasó a buscar a la hostal y nos llevó al aeropuerto, el día estaba increíble, totalmente despejado y nuestro viaje de regreso fue sin inconvenientes. Dejar la Patagonia siempre me entristece, pero me deja el corazón lleno con la esperanza de volver a estar en estas tierras de magia mas temprano que tarde.
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