La Ruta 7 es sin duda la carretera más hermosa de Chile y de las más hermosas del mundo. Recorre más de 1000 kms desde Puerto Montt hasta Villa O'higgins y cruza glaciares, montañas, fiordos, lagos, etc, toda la más hermosa zona patagónica.
Pero paralela a un segmento de la carretera austral corre un camino casi tan hermoso como esta última. se inicia en Petrohué, a los pies del volcán Osorno y en el extremo sur-oriente del Lago Llanquihue y recorre sectores increíbles como Puelo,Cochamó para rodear el borde sur del Estuario de Reloncaví y llegar hasta unirse con la ruta 7 en Caleta Puelche.
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Llegando a Cochamó |
El viaje que hicimos con Ximena esta vez comenzó precisamente en Petrohué, luego de un exitoso ascenso al volcán Osorno. Consultamos por esta ruta y decidimos seguirla ya que nos dijeron que estaba pavimentada y en buen estado (lo cual es cierto). Saliendo de Petrohué comienza un camino en muy buen estado, entre cerros y bosques muy tupidos, bosques muy verdes y poco a poco el volcán Osorno se deja ver en el retrovisor por lo que detenerse unos minutos para fotografiarlo es casi una obligación, teniendo en cuenta que el camino no es muy transitado. Tampoco vive mucha gente a las orillas del camino ya que es un sector muy poco intervenido, pero a ratos es posible encontrar pequeños villorios. Entre los atractivos de esta parte del camino está la Laguna Los Patos, pequeña, pero linda.
El camino de pronto nos lleva a un sector amplio, donde el río Petrohué descarga sus aguas en el mar, que es tan tranquilo que lo confundimos con un lago. La bahía de Ralún se abría ante nosotros y el camino comenzaba a irse por la orilla del mar desde ahora en adelante (a excepción de un pequeño tramo).
El camino es poco señalizado, pero eso le da otro toque y se vuelve más aventurero el poder recorrerlo. De echo nosotros poco conocíamos de los lugares a donde llegaríamos y los kms que íbamos a recorrer, pero nos dejamos llevar y la sorpresa fue agradable. De pronto un portal con una leyenda que dice "Bienvenido a Cochamó" nos recibe y entramos a un pueblo realmente hermoso. Una gran iglesia de madera, de arquitectura chilota, es lo que primero nos sorprende, además que sus calles de tierra nos llevan hacia una playa pequeña con un embarcadero y un poco mar adentro, un roquerío con un faro era sin duda lo más característico.
El entorno es sobrecogedor. Cerros teñidos completamente de verde por bosques y al fondo se lograba divisar, entre las nubes, el impresionante volcán Yates lo cual compone, quizás, la vista mas característica del pueblo.
Al llegar, tuvimos que buscar una hostal, las cuales no eran muy variadas, creemos que principalmente por la temporada. Finalmente escogimos una que nos cobraba $10.000 p/p y que tenía un ambiente bastante hogareño, piezas grandes y linda vista, precisamente hacia la bahía que describíamos antes. Recorrer el pueblo no es difícil no tampoco se tarda mucho en poder conocerlo completo. Son pocas calles, pero con lindas viviendas y la gente obviamente se caracteriza por ser como en la Patagonia, agradables, amables y acogedores. Pasamos a un pequeño restaurant, el único que encontramos abierto después del atardecer y obviamente pedimos algo de la zona, salmón y xxxxx (no me acuerdo). Luego recorremos un poco más del pueblo y a dormir ya que al día siguiente la idea era llegar hasta Hornopirén.
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Faro y volcán Yates. |
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Iglesia de Cochamó. |
Nos levantamos temprano y el día estaba maravilloso, despejado y agradable. Salimos del pueblo y la primera detención es a la entrada del valle de Cochamó, paraíso de los escaladores y un trekking que en algún momento de la vida hay que hacer.
Luego, nuestra admiración se la llevaría el extraordinario río Puelo, el cual rodeamos desde su desembocadura y cruzamos por un puente que demuestra lo extraordinario que es este río. El color verdoso de sus aguas y la gran cantidad de caudal lo hace sorprendente. Un paraíso para los amantes de la pesca (disciplina que con Ximena no nos agrada mucho) y que además se encuentra amenazado por el proyecto de Mediterraneo S.A. que prentende construir una Central de Pasada en el río Manso, afluente del Puelo. Todo esto ha producido todo un debate, tanto por la Central misma como por la inevitable línea de transmisión que debería pasar por el Estuario de Reloncaví. Con este tipo de proyectos vemos lo indefensos que se encuentran estos paisajes que por ser aislados y con poca intervención, se cree que es fácil traer "progreso" sin importar cuanta destrucción pueda venir de la mano con esto, no tan solo natural, si no que al estilo de vida de aquellas personas que viven de la belleza de este entorno.
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Lago Tagua Tagua |
Llegamos siguiendo algunas indicaciones hasta el lago Tagua Tagua, que es un embalse natural del mismo río Puelo y por el cual es posible cruzar en un transbordador para llegar a otros sectores más aislados (Llanada grande y el paso internacional río Puelo). Aquí nos detenemos a cocinar el almuerzo (y tenemos la visita de un agradable amigo) para planear el resto de la tarde y nuestra llegada a Hornopirén.
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Iglesia en Puelo |
Pasamos por el pueblo de Puelo el cual es muy chiquitito, tiene pocas casas, una escuelita, Iglesia. No nos detenemos ni recorremos mucho, así que seguimos nuestro camino hasta volver a encontrarnos con el estuario y los criaderos de salmones los cuales abundan por toda la orilla aprovechando la tranquilidad de estas aguas. La vista sigue siendo hermosa, teniendo a la vista la otra orilla del estuario hasta que llegamos a la junta de nuestro camino con la Ruta 7, la carretera austral, en el sector llamado Caleta Puelche, donde también se realizan los embarcos/desembarcos de los transbordadores que cruzan el estuario en uno de los varios puntos en donde la carretera cede terreno al mar. Desde aquí la ruta sigue internándose en bosques y cerros hasta llegar al pueblo de Contao, lugar en donde la carretera se aleja del mar para volver a encontrarse con este en el pueblo de Hornopirén.
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Ruta 7 |
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Salmoneras |
El camino sigue, cruzando cascadas, cerros y bosques. Cuando la tarde ya estaba muy avanzada comenzamos a llegar al pueblo de Hornopirén, capital de la comuna de Hualaihue. El pueblo nos maravilla, pequeño, pero con un sector comercial muy bien abastecido. Como llegamos algo tarde debemos buscar alojamiento rápido, sabiendo que el camping que nuestros amigos nos habían recomendado no estaba habilitado en esta época del año. Entre consultas y consultas, nos recomiendan ir a un camping que estaba "al final de la playa" en el llamado Parque Botánico, el camping "Patagonia El Cobre". Nos costó dar con él, pero finalmente, tras seguir un camino que bordea (literalmente) el mar, llegamos hasta una entrada y finalmente al camping.
El camping es bastante agradable, algo húmedo (agudizado tanto por la época en la que fuimos como por la reciente lluvia que había caído), pero tiene sitios amplios, baños (no estaban en muy buen estado ni muy limpios) y linda vista a la bahía. Después de armar la carpa volvemos al pueblo a recorrer y comprar algunas cosas. Además paseamos por la costanera, que es sin duda el lugar más atractivo del pueblo, tanto por la vista que esta tiene como por lo bien mantenida que se encuentra.
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volcán Hornipirén |
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Costanera de Hornopirén. |
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Volcán Hornopirén. |
El camping contaba igualmente con una amplia cocina comedor. Todas las comodidades del camping estaban algo "abandonadas" principalmente por que no era época de turistas.
Al día siguiente, vamos a un mirador ubicado en el mismo camping, desde el cual en altura se podía apreciar el mar, parte del pueblo y los cerros circundantes. Nos hablaban de muchos lugares cercanos que no podíamos dejar de visitar, pero lamentablemente por tiempo, tendríamos que dejarlos para otra oportunidad. ya que debíamos regresar a Chillán y el viaje era muy largo, incluyendo el paso en transbordador y la visita a un último lugar.
El camino de regreso no presentó mayores novedades. Era el mismo que habíamos recorrido el día anterior hasta llegar a Caleta Puelche, donde el transbordador ($9500 por vehículo) nos cruza el estuario de Reloncaví hasta llegar a Caleta La Arena. Esta última es una pequeña caleta donde termina la primera sección de ca carretera austral que parte en Puerto Montt. Aquí es típico comer empanadas en alguno de los locales que hay así como también dejar recuerdos en alguno de los libros para volver a verlos en alguna futura oportunidad.
Seguimos por nuestro camino hasta llegar al Parque Nacional Alerce Andino. Sabíamos que teníamos poco tiempo para recorrerlo, por lo que decidimos tomar un corto sendero que nos llevaría hasta un monumento natural. El trekking es bastante tranquilo y el sendero es muy verde, rodeado de bosques y bordeando un río. La maravilla llega cuando aparece ante nosotros el Alerce milenario, Monumento Natural que con sus más de 2 mil años es con toda seguridad de los seres vivientes más longevos del planeta. Sentir la energía que este inmenso árbol nos entrega es algo indescriptible y saber que esta especie estuvo a punto de ser extinguida por su tala indiscriminada. Actualmente está protegida y se impide su explotación.
Después, retornamos a al auto y emprendemos el regreso a Chillán, habiendo conocido la belleza de esa zona de la cual poco habíamos escuchado, pero nos sorprendió gratamente y de la cual sin duda quedaron sectores por conocer.
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