Caleta Tortel

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sábado, 29 de junio de 2013

Una aventura extraordinaria (Carretera Austral)

Esta historia lleva por título "Una aventura extraordiaria" por que es lo que mejor resume la espectacularidad de este viaje. 

Como ya les habíamos contado en el relato anterior de la carretera austral, fue tanto lo que nos encantó Aysén que tuvimos que regresar al año siguiente. La fecha ya la habíamos decidido, sería en septiembre para fiestas patrias del 2012, desde el jueves 13 al domingo 23 de septiembre (aprovechamos 3 días de feriado, así que tuvimos que pedir sólo 4 días de vacaciones). Nuestro principal objetivo era conocer Cochrane y sobre todo Caleta Tortel. Habíamos visto muchos documentales sobre estos cautivadores lugares así que no podíamos desaprovechar la oportunidad de conocerlos.
Averiguamos, como ya es de costumbre, con mucha anticipación sobre alojamiento, trasporte, lugares para conocer, etc. Debíamos planificar muy bien el viaje, ya que como habíamos comentado anteriormente el servicio de buses no es regular (con muy mala frecuencia) y esta vez haríamos todo el recorrido en este medio de transporte. 

En Coyhaique nos quedaríamos nuevamente en la hostal María Ester ($10.000), en Cochrane en la Hostal Cero a Cero ($11.000) y en Caleta Tortel en la Residencial Estilo ($12.000). Averiguamos detalladamente los días y horarios de salida de todos las empresas de buses que van a Cochrane y Tortel (Águilas Patagónicas, Don Carlos, Buses Acuario 13, Buses Sao Paulo, etc, (pinchen aquí para más detalles de las salidas).

Cada día de nuestro viaje estaba planificado, solo faltaba que llegara la fecha y esta llegó más temprano que tarde. Bus a Santiago, luego al aeropuerto y vuelo hasta Balmaceda, distante a unos 50 kms de Coyhaique, donde un transfer nos lleva en cerca de 45 minutos hasta nuestra hostal. 



A pesar de que ya conocíamos parte de la ciudad, habían lugares que no habíamos visitado como el mirador del río Simpson y del río Coyhaique los cuales aprovechamos de recorrer antes de almorzar a eso sumado su ya tradicional plaza (con cinco esquinas) y paseo peatonal. 



También compramos los pasajes a Cochrane, ya que como habían 3 feriados por ser fiestas patrias supusimos que estos se agotarían rápidamente. Primero fuimos a ver en Buses Acuario, los cuales ya estaban agotados, así que cruzamos a la oficina de Águilas Patagónicas donde por suerte aún quedaban. El bus salía al día siguiente a las 09:00 y el costo fue de $13.000. Durante la noche llovió copiosamente hasta el amanecer.

El destino del día siguiente estaba claro, Cochrane. Eso implicaba el paso por Villa Cerro Castillo y Puerto Tranquilo. El primero es parada obligada para un café a media mañana, después de haber recorrido la primera hora y media por un camino lleno de nieve que aún no era derrotada por la primavera. Cerro Castillo es pequeño, rodeado por uno de los paisajes más hermosos de la Patagonia y a un costado de un cerro que lleva su mismo nombre por las características muy particulares de este (es una mole de roca agreste que asemeja un castillo). Luego de 4 horas se llega a Puerto Tranquilo (del cual hablaremos más adelante), a orillas del Lago Chelenko (o como se le conoce hoy en día, General Carrera) para continuar por la orilla de uno de los ríos más hermosos de Chile, el Baker, que nace del lago Bertrand el cual recibe aguas del General Carrera.



Durante gran parte del camino se puede ir divisando este río, el cual se ha visto envuelto en la polémica por la intención de una empresa de construir dos centrales (parte del proyecto Hidroaysen) más otras tres en el río Pascua (más al sur) lo cual implicaría cambios importantes en el paisaje, estilo de vida de las comunidades y más aún las destrucción de zonas únicas en el mundo, hábitat de huemules y muchas otras especies.



Luego de 7 hrs de viaje llegamos por fin a nuestro destino, Cochrane. Nos dirigimos a nuestra hostal (Cero a Cero), dejamos nuestras cosas en la habitación e inmediatamente nos dispusimos a cocinar. Durante el almuerzo quedamos que lo primero que haríamos, después de comer, seria comprar el pasaje a Caleta Tortel, sin embargo el hecho de estar en una ciudad complemente desconocida para nosotros hizo que nos olvidáramos de comprarlos.



Recorrimos la plaza y fuimos hasta un mirador de la ciudad en el Cerro De La Cruz y luego de un par de horas nos acordamos de los pasajes, así que fuimos raudamente a comprarlos, por suerte quedaban 3, así que los reservamos inmediatamente. El bus salia a las 09:30 del día domingo y nos costaron $6.000. 



Como aún teníamos un día mas en Cochrane decidimos que al día siguiente iríamos a la Reserva Nacional Cochrane o también llamada R. N. Tamango. Aquel día fue muy importante para mi, ya que estaba de cumpleaños y cumplir un año mas en la Patagonia fue demasiado especial, ademas Jorge me tenía una tortita de sorpresa, la que aprovechamos de compartir en la once. 
Esa noche llovió muchísimo, lo que nos preocupó un poco, pues al día siguiente íbamos a salir temprano con rumbo a la Reserva. Por suerte en la mañana no llovía tan fuerte, pero de todas formas llevamos nuestras capas de agua y las chaquetas impermeables. 



Luego de un par de minutos de caminata llegamos a la entrada de la Reserva, donde nos pillamos con una pareja que había acampado la noche anterior. Como aún era temprano aprovechamos de tomar desayuno en un quincho, y como siempre aquellos desayunos en la Patagonia han sido inolvidables. 



Hay muchos senderos para recorrer, sin embargo optamos por hacer el de los Carpinteros, ya que supuestamente habían muchas posibilidades de ver huemules. Este sendero recorre paralelamente al río Cochrane y tiene una longitud de 3.200 mts.




Con el pasar de las horas el cielo se fue despejando y poco a poco el sol aparecía entre las nubes dejándose caer sobre el azul intenso del río Cochrane. 

Luego de 3 horas de caminata decidimos parar a almorzar y optamos por llegar a ese punto, ya que el lago Cochrane aún se veía muy lejos. Al regreso manteníamos la esperanza de ver huemules, sin embargo por mas que intentáramos mantener silencio y estar pendientes de cada ruido y movimiento no pudimos avistar ningún huemul. 



Aún así estábamos contentos, pues pudimos apreciar la belleza de esta Reserva, ademas teníamos motivos suficientes para regresar, ya que hay mucho por conocer en este lugar. 


El regreso fue bastante agotador, solo queríamos regresar a nuestra hostal, tomar una rica once con tortita, ducharnos y dormir. 

Al día siguiente nos levantamos temprano y emprendimos rumbo a Caleta Tortel. Como fuimos casi los últimos en comprar los pasajes nuestros asientos eran muy incómodos, ya que no tenían respaldo, y a pesar de que el viaje duró 3 horas y media se nos hizo muy corto, pues los paisajes que acompañan el viaje son realmente cautivadores, montañas nevadas por doquier, bosques y sobre todo porque el río Baker acompaña en muchas partes del trayecto. 



Al llegar a Caleta Tortel estábamos muy emocionados, obviamente lo primero que hicimos fue comprar nuestro pasaje de regreso para el día miércoles 19 de septiembre a las 15:30 hrs. Teníamos 3 días para recorrer una y otra vez las pasarelas que hacen tan típico a este pueblo. 


Trasladar nuestro equipaje no fue tarea fácil, pues subir y bajar por los centenares de escalones cansa un poco. 
Al llegar a nuestro hospedaje estaba chispeando tenuemente, nos tomamos un café comimos unas galletas y salimos rápidamente a recorrer el pueblo, no había tiempo que perder. El primer lugar al que fuimos fue a la plaza Kawescar donde habían instalado una fonda, encargamos anticuchos y empanadas y seguimos el recorrido. 



Fuimos hasta el sector del junquillo y playa ancha. Estuvimos solo unos momentos, pues teníamos mucha hambre y anhelábamos comenzar a celebrar las fiestas patrias con unos ricos anticuchos.


Llegamos hasta el final de las pasarelas las que nos llevan hasta la orilla del mar y al sector del camping en verano.


La vista de este lugar era bellísima, pues podíamos apreciar las montañas nevadas que rodean a este pequeño pueblo sin calles.


Después de almorzar reposamos un rato, ordenamos nuestra ropa y pertenencias en la pieza y nos dirigimos hasta el cerro La Bandera desde donde se puede apreciar la desembocadura del río Baker. En este lugar esperamos el atardecer. Realmente uno de los atardeceres mas bellos se pueden apreciar aquí. 


La diversidad de tonalidades reflejadas en el mar hacen de este espectáculo único y especial. 


Así que si visitan Caleta Tortel no deben dejar de ir a este lugar, que es realmente maravilloso.


Se puede realizar un circuito completo desde el lado de los estacionamientos y salir por el sector del junquillo o viceversa, sin embargo por no conocer bien el sendero y porque se estaba oscureciendo regresamos por el mismo camino (estacionamientos).


Aquella noche nos dormimos felices por haber conocido este hermoso lugar y lo mas importante por haber conocido juntos este maravilloso rincón de la Patagonia. 



A la mañana siguiente nos levantamos muy temprano (la dueña de la hostal se impresionó por la hora en que nos levantamos, pero siempre hemos considerado que en la Patagonia no se puede perder el tiempo). Después de tomar un rico desayuno partimos rumbo a la Laguna Tortel, la cual se encuentra a 2 horas aproximadamente. Ese día amaneció completamente despejado y se podía apreciar el reflejo de las pasarelas en el mar.



Al ganar altura la vista que teníamos del pueblo era simplemente espectacular. El color del mar y las montañas nevadas que rodean al pueblo hacían de ese paisaje algo inolvidable.


Al llegar a la laguna quedamos encantados con lo que veíamos. El hecho de que no hubiera viento provocó que el agua se convirtiera en un espejo perfecto, reflejando las montañas nevadas y el cielo despejado de ese día.



Unos minutos después de llegar comenzó a soplar el viento y el agua dejó de ser un espejo, sin embargo ya habíamos inmortalizado en nuestras cámaras aquel hermoso paisaje. 


El trekking a la Laguna es bastante relajado y no requiere de mayor condición física. El sendero esta bien demarcado y empieza en el sector rincón.


Cuando regresamos fuimos nuevamente a la fonda para almorzar. Comimos una chorrillana mientras veíamos a los patagones jugar a la taba y a otros bailar   Chamame. Todos se veían muy alegres celebrando y algunos estaban mas que alegres "contentos" jeje. 


Luego de almorzar fuimos a la residencial a descansar un poco, pues el hecho de caminar por las pasarelas y subir y bajar escalones cansa un poquito. Ya descansados seguimos recorriendo el pueblo para esperar el atardecer. 


Fuimos a un mirador que se encuentra en el sector base para fotografiar los últimos destellos de luz del día.


A la mañana siguiente decidimos ir nuevamente al cerro La Bandera, pero esta vez haríamos el recorrido en sentido inverso por el sector del Junquillo. Sin embargo, nos perdimos del camino y llegamos hasta la orilla del río Baker luego de bajar muchísimos escalones y algunas caídas.


Después de retomar el camino llegamos hasta el punto donde habíamos estado dos días antes.


Seguimos hasta un mirador donde hay una mesa y bancas donde nos preparamos almuerzo.



Ya en la tarde fuimos al mirador que se encuentra donde están las antenas (solo un par de meses antes habían habilitado el servicio de celulares para el pueblo).



En la tarde noche coordinamos para la mañana siguiente una salida a la Isla de los Muertos (nos costó muchísimo conseguir una salida, pues todos se encontraban celebrando las fiestas y pocos estaban en condiciones de navegar). La hora de salida seria a las 11 am del día siguiente.

Aquella noche llovió copiosamente y como temíamos durante la mañana siguió lloviendo, pero esto no impidió que realizáramos el tour a la Isla. 


Don Jorge, nuestro guía, resultó ser muy amable y al igual que muchísimos patagones estaba en contra de Hidroaysen. 



El viaje duró 45 minutos aprox. Y a pesar de que el tiempo no era muy bueno, fue una navegación tranquila.



Existen varias teorías sobre la causa de la muerte de las personas que perecieron en esta Isla. Algunos dicen que murieron envenenados y abandonados por la Compañía Explotadora del Baker, pues no tenían intención de pagarles por su trabajo. Otros dicen que murieron de escorbuto o de una enfermedad muy contagiosa y que por esta razón los muertos fueron enterrados en ese lugar, para evitar contagiar a los demás. 



Como fuese, las razones de la muerte de estas personas, fue algo muy trágico y doloroso. Las 33 cruces que quedan representan el sacrificio y los vejámenes que tuvieron que vivir estas personas que venían desde muy lejos para ganarse la vida.



Estar en este lugar es algo muy especial y considero que no se alcanza a dimensionar el sufrimiento por el cual tuvieron que pasar estas personas. Poco a poco el Baker con sus crecidas ha ido borrando el rastro de aquello, se ha llevado muchas cruces en su lecho. 



Si van a Caleta Tortel no pierdan la oportunidad de conocer este bello lugar. No se arrepentirán. 



Nuestro bus salia esa tarde a las 15:30 hrs con rumbo a Cochrane. Dejamos Caleta Tortel con mucha tristeza en nuestro corazón, porque ese pequeño lugar del mundo escondido entre fiordos y montañas nos encantó y nos marcó de por vida.



Cuando llegamos a Cochrane lo primero que hicimos fue ir a la oficina de buses para comprar el pasaje a Puerto Tranquilo para el día siguiente (el viernes anterior nos llevamos la sorpresa de que estaba todo reservado para ese día, así que Jorge fue por si acaso a ver si alguien había desistido de viajar). Gracias a Dios habían 2 cupos y por suerte los compramos a tiempo, ya que 2 niñas se quedaron sin posibilidad de tener pasajes ese día. Ademas, aprovechamos de comprar el pasaje para el día sábado desde Tranquilo a Coyhaique ($8.000). El bus salió a las 8 am y llegamos a las 10:30 a Tranquilo.



Nos quedamos en la residencial Los Pinos ($25.000 hab. matrimonial con baño privado, TV cable y desayuno incluido). Nuestra intención era ir al Glaciar Leones, sin embargo no hubo posibilidad de coordinar una salida, así que vimos la opción de ir a la Laguna San Rafael por el día por $100.000, pero tampoco fue posible. Como premio de consuelo nos invitaron a pasar la noche a la Bahía Exploradores, no lo dudamos y aceptamos inmediatamente, pues tener la posibilidad de recorrer nuevamente ese camino nos emocionó.



La construcción del camino exploradores esta casi en su etapa final, solo falta construir el puente donde convergen los 3 ríos.


A pesar de que esa vez no pudimos llevar a cabo nuestro plan inicial, conocer este pequeño rincón de la Patagonia nos alegró muchísimo.


Nuestra aventura ya estaba terminando, así que luego de volver de Exploradores aprovechamos de recorrer Tranquilo por última vez. Fuimos al cementerio y a tomar fotos al lago. Esta vez no tuvimos la posibilidad de ir a las cavernas de mármol, pues no encontramos gente para compartir la lancha.



El sábado tuvimos problemas con nuestros asientos, pues habían vendido mas de los que debían, pero afortunadamente pudimos viajar. Esta vez si pudimos apreciar el Cerro Castillo, ya que estaba completamente despejado.


Antes de partir al Aeropuerto aprovechamos de ir al monumento del ovejero en Coyhaique, ya que la vez anterior no tuvimos tiempo de ir.


Ese día hizo un calor inusual para ser Septiembre. Era un día espectacular para viajar. Desde la ventana de nuestro avión pudimos apreciar el Cerro Castillo y el San Valentín, la Patagonia nos estaba dando la despedida y nosotros estábamos haciendo planes para regresar, nuestro destino ya tenía nombre, Villa O' higgins.