Caleta Tortel

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sábado, 27 de julio de 2013

Una mole imponente: Volcán Lanín

Una de nuestras actividades preferidas es el "montañismo". Desde hace ya 6 años que yo lo practico y Jorge desde hace un par de años mas. Hemos compartido muchas cumbres juntos tanto en nuestra región (Bio-Bio) como en otras. Quise hacer el relato de este ascenso, pues considero que ha sido la cumbre mas hermosa de todas las que, por lo menos yo, he alcanzado, ya que la vista desde arriba es espectacular y principalmente porque llegar a ella no es nada fácil. El volcán Lanín es un cerro largo y agotador, pero el esfuerzo se recompensa con creces al momento de estar en su cumbre. 

En este viaje se aventuraron mi mejor amiga Yennifer, Jorge, Guillermo, Alexandra, Joel y dos invitados Hernán y Juan José. Aprovechamos el fin de semana largo del 15 de octubre del año 2012 y viajamos el sábado 13 de octubre de madrugada desde Chillán. En mi auto iba Yennifer, Guillermo y Jorge de conductor. Llegamos a eso de las 8 de la mañana a Pucón donde aprovechamos de estirar las piernas y tomar desayuno. Lamentablemente, el tiempo estaba nublado como habíamos visto en internet, pero teníamos fe que tendríamos una ventana de buen tiempo para llegar al campamento base y atacar la cumbre.

Comenzamos a caminar cerca del mediodía sin poder ver el volcán, ya que aún se mantenían las nubes en el cielo. 


A la hora de caminata las nubes de disiparon y el sol se dejó ver. Estábamos contentos por haber acertado al arriesgarnos a ir, ya que todo y todos presagiaban que nuestro viaje seria en vano. 





El ascenso hasta el campamento base tardó aproximadamente 6 a 7 horas. Subimos bastante relajados y nos detuvimos en cuatro ocasiones a descansar. La inclinación en algunas zonas era bastante fuerte sobre todo en la última parte donde esta alcanzaba los 50 grados fácilmente. 




Llegamos cerca de las 19 horas al campamento base. El día estaba ideal no hacia tanto frío  y tampoco corría viento. Armamos nuestras carpas, comimos algo y nos apresuramos a deleitarnos con el atardecer. Poder apreciar el atardecer desde este lugar es un placer que no muchos puede contar.




Al día siguiente comenzamos a caminar a eso de las 5 de la mañana. Esa jornada también seria larga y afortunadamente el día presagiaba que estaría espectacular para intentar la cumbre.



Después de 6 horas llegamos a la cumbre. Unos un poco antes y otros un poco después, pero lo importante es que todos llegamos. Estábamos demasiado felices. Nos abrazamos y nos felicitamos. Y obviamente tomamos las respectivas fotos para inmortalizar este momento para siempre.








En la cumbre estuvimos un poco mas de 30 minutos, ya que el viento comenzó a ser cada vez mas fuerte. Un poco mas abajo de la cumbre había un lugar protegido del viento donde aprovechamos de comer y beber un poco. Casi sin darnos cuenta las nubes nos cubrieron por completo.


La cumbre, al par de minutos de comenzar a bajar, ya no se veía. Todo indicaba que se venía una tormenta, por lo cual bajamos rápidamente hasta nuestro campamento base.



Al llegar al campamento base desarmamos las carpas rápidamente, ya que estaba comenzando a nevar. A ratos las nubes se disipaban un poco, pero luego volvían a agolparse furiosamente. La bajada se nos hizo eterna, mientras el cielo retumbaba con los truenos. La tormenta nos había alcanzado. Ya cuando nos faltaba cerca de una hora para llegar el sol se abrió paso y asomó como si nada hubiese pasado. Al llegar a los autos nos cambiamos de ropa, comimos algo rápido y emprendimos el regreso. En Pucón pasamos a comer algo mas contundente, pues llevábamos dos días comiendo y durmiendo poco.  En Pucón nos despedimos, todo había sido espectacular, el grupo, la salida, el tiempo. El Volcán Lanín nos había permitido, esta vez, estar en su cumbre, pues esta mole a veces se comporta esquiva. Jorge y Guillermo se turnaban el volante, mientras Yeni y yo no podíamos de sueño, nos pesaban los ojos, nos dormimos profundamente durante prácticamente todo el viaje.